El último brindis de una gran temporada teatral
La temporada teatral del Juan Bravo sólo podía terminar así; con un gran brindis de hora y media, entre copas de vino y ouzo -bebida griega con la que Susana obsequiaba a sus amigos Beni y Jaime, protagonistas de ‘Praga'- y entre la risa y el drama.
Porque como canta Sabina en una canción en la que el nombre de la ciudad que ayer daba título a la obra que se representó en el auditorio provincial, se repite hasta tres veces en un mismo verso, "si hay que pisar cristales, que sean de Bohemia, corazón". Que, se puede suponer, duelen menos y por momentos hacen hasta gracia; dañinos pero irónicos, con su punto cómico.
?Así fue la obra que ha escrito y dirige Javier de Dios, cortante pero con un punto divertido que provoca el fondo de la cuestión; una pareja formada por Beni y Jaime que, saturada por los años en convivencia, que en algún momento y sin darse cuenta han hecho añicos la felicidad de las copas que compraron un día en Praga, ya no saben si se enfadan porque uno quiere adoptar y el otro no, o porque uno quiere ver películas en color y para el otro la vida es un film de los años 30 en blanco y negro. Casi siempre, además, mudo. En una cena planeada junto a una de sus mejores amigas de siempre, y algo más de antes, las copas estallan y el vino provoca confesiones de esas que sólo el alcohol sabe descorchar y que son capaces de desconchar hasta la pared más firme de la casa más bonita.
?Como ocurre cuando se abre una botella de vino y se sirve una copa detrás de otra, al público le costó un rato encontrarse como en el sillón de casa, relajado, con ganas de escuchar y de compartir secretos, sin miedo a reír y sin temor a verse, en algún momento identificado con alguna situación de matrimonio longevo.
?Algo serio al principio y algo tenso también, según iban cayendo las copas sobre el escenario, las carcajadas se hacían sentir más entre las butacas. El ambiente arriba iba contagiando al ambiente abajo, y en un momento determinado, las cerca de doscientas personas que habían acudido al Teatro Juan Bravo de la Diputación se vieron dentro de la cena; sufriendo con cada comentario pedante de Jaime, riendo con el sarcasmo de Beni y aplaudiendo la frivolidad de Susana. Entristeciéndose con la realidad de una pareja que lo único que conservaba de su viaje a Praga, o eso parecía, eran los relucientes cristales de Bohemia en forma de copa.
?Al final, el público acabó en pie y aplaudiendo a los tres actores; brindando con ellos por su final, pero también por el de una temporada de teatro que dará paso a una serie de reformas en el auditorio que son necesarias, como se pudo comprobar en algunos momentos de la obra, en los que el ruido de la Plaza Mayor se colaba dentro como si la casa de Beni y Jaime estuviese en plenas fiestas del barrio de Chueca. Al Teatro Juan Bravo de la Diputación aún le quedan algunos conciertos de Folk Segovia por celebrar antes de su cierre, pero el telón teatral cerraba y lo hacía de la mejor manera posible, brindando desde "¡Ay! Praga, darling, Praga" por una gran temporada y por un nuevo viaje a cualquier otro sitio que -los espectadores pueden estar seguros- no tardará en llegar.